La inteligencia social en el contexto de la lucha por el poder
Cuando se habla de inteligencia social se piensa de inmediato en una inteligencia que facilita la vida y hace sentir que es grato vivirla; sin embargo, las observaciones sugieren que esta inteligencia puede ser muy maquiavélica cuando se utiliza para tener éxito en la lucha por el poder.
El estudio del comportamiento de algunos primates cercanos a los seres humanos, como los chimpancés, muestra que su inteligencia social está orientada principalmente a transformarse en macho alfa dominante, que es el rey de la comunidad, el dueño único del harén y de los betas, los inferiores, y el único individuo del grupo que tiene derecho a transmitir los genes a las siguientes generaciones.
En los seres humanos esto explica el hecho de que a los beta, es decir, a los individuos comunes y corriente, les guste tanto observar los conflictos y peleas entre los alfas o grandes jefes. Gran parte de los libros de historia están única y exclusivamente dedicados a las peleas entre los alfas dominantes, como Alejandro Magno, Julio César, Napoleón, dentro de la sociedad. Gran parte de la industria de entretención, la televisión, los programas de política, etc., se ocupan de relatar las peleas, conflictos, discusiones y luchas entre personas que se disputan el poder.
La inteligencia social se puede dividir en dos tipos de inteligencia: intrapersonal, que es la inteligencia que permite a la persona sentirse bien consigo misma, con su personalidad, su carácter y su forma de ser, debido a que se conoce muy bien a sí misma; un ejemplo es el Dalai Lama. Ya se ha dicho que la inteligencia social está presente prácticamente en todos los animales, incluso insectos; sin embargo, la inteligencia social intrapersonal existe solamente en los primates más cercanos al ser humano: chimpancés, gorilas y bonobos, como lo demuestra el hecho de que los perros, los gatos y otros animales inferiores no son capaces de reconocerse a sí mismos al ver su imagen reflejada en alguna superficie.
La prueba del espejo de Gallup, nos muestra como un chimpancé al igual que un niño pequeño frente a un espejo, demora alrededor de 15 a 20 minutos en darse cuenta que es su propia imagen la que observa y no otro individuo.
El reconocerse a sí mismo como un individuo diferente a los demás es la base de la inteligencia social, que en su forma maquiavélica hace sentir al individuo que los otros son sus enemigos, en la medida en que compiten por las hembras y el poder. Por lo tanto, la primera aplicación de la inteligencia social es lograr el éxito en esta lucha por el poder, y para ello la primera herramienta que el individuo utiliza es el engaño, que requiere del dominio del “arte de ponerse en la posición del otro”. El engaño es una actividad mental compleja, recursiva que se aprende a temprana edad cuando el individuo logra captar lo que ocurre en la mente de la otra persona, adivinar su reacción y anticiparse.
Y entonces...
¿Qué ventaja evolutiva proporciona la inteligencia social? ¿Qué gana el individuo con saber que es diferente a los otros? ¿Cuál es la ventaja adaptativa de saber engañar y establecer alianzas? Una posible respuesta es que la inteligencia social permite al individuo aprender a leer la mente de los demás una vez que ha aprendido a leer la suya propia, lo que le permite adquirir el gran poder de manipular a los otros individuos para que actúen en su beneficio (egoísmo) o en el de los demás (altruismo).
Medwave. Año IX, No. 2, Febrero 2009
jueves, 19 de febrero de 2009
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